01
Mar
10

asunción de mujica

 

 VÍCTOR BAGNUOLI *

 

ASUME EL PEPE, ASUME LA UTOPÍA DE TODOS

La algarabía nos embarga a todos los que construimos desde el pie esta realidad (el gobierno de la izquierda) y los que fundamos ésta inmarcesible organización política, llamada virtuosamente FRENTE AMPLIO desde su génesis a hoy (1971-2010) Los actos del 1º de marzo, adquieren un significado simbólico y emotivo que cala hasta el tuétano. Cada recambio presidencial y el hecho de que alguien como Pepe Mujica se convierta en el segundo presidente de izquierda en la historia del país, más allá de dicha algarabía popular, genera expectativa en la población y en el sistema político, su asunción al más alto rango del país esta preñada de anhelos, deseos y proyectos.

Desde antes de la elección que lo consagró como futuro presidente, la opinión pública pudo ir percibiendo cuáles serían las características sobresalientes de su mandato, así como los lineamientos del programa a desarrollar, las prioridades y los rumbos a seguir.

A Mujica lo distingue la capacidad de diálogo, su voluntad de acordar (muy a pesar de la derecha que no deja de recordar el pasado guerrillero) No es menor éste hecho ha ido tomando fuerza y concretándose durante el lapso que va desde el último domingo de noviembre hasta la asunción de mañana. La participación de los partidos del llano en las empresas y organismos estatales ya es un hecho del que faltan sólo algunos detalles. Del mismo modo, la mesa de diálogo instalada a iniciativa del gobierno electo para acordar con la oposición políticas de Estado sobre cuatro grandes áreas está dando sus frutos y ya se han anunciado acuerdos básicos nada desdeñables en seguridad, en medio ambiente, en energía e incluso en el tema más urticante y polémico como es la educación.

Igualmente alertamos desde ya, la derecha no se consolará con acompañar los actos de la izquierda en el gobierno, ni será patrióticamente la fuente de sinergia real que llevará al desarrollo de las políticas programáticas del F.A. ¡No! Tratarán obviamente de marcar diferencias naturales y que con todo derecho tienen para marcar, pero le agregarán su impronta neoliberal que como ya han expuesto en las referidas comisiones, insisten en entregar las riquezas nacionales (caso ANCAP planteando nuevamente derogar el monopolio) y otras áreas estratégicas que son la partida del crecimiento y el sustento real de un país como el Uruguay, pequeño y dependiente, que  intenta humildemente salir del débil desarrollo capitalista actual y acabar con las inequidades sociales que nos dejo 50 años de políticas de derecha y entrega de la riqueza nacional.

Mujica y Astori exhiben otra peculiaridad de que éste -el vicepresidente- tendrá un protagonismo mayor que el que suele tener­ tradicionalmente ese cargo. Ambos, asumen en medio de un moderado y razonable optimismo de la sociedad. Todo hace pensar que el país conocerá tiempos de concordia, de acuerdos y de desarrollo pero, como describimos líneas arriba, hay que estar preparados para esperar –y no habrá que esperar mucho- una reacción adversa de los PPTT de derecha, que deberán marcar ineludiblemente sus diferencias de clase y políticas o, perecerán en la simbiosis imaginaria del pueblo que los asimilará como parte de la política de izquierda, lo que irremediablemente los llevará al fracaso opositor.

El Frente Amplio actualizó su discurso advirtiendo que ciertos postulados y principios eran impracticables; los partidos tradicionales, por su parte, parecen haber comprendido que el fundamentalismo neoliberal no conduce a ninguna solución viable, aunque es bueno recordar que los líderes de ambos partidos (Bordaberry y Lacalle) son de un cuño de la derecha más dura y aunque el primero se barnice con un discurso de la nueva derecha europea, la realidad es que no son postulados progresistas, ni batllistas. La realidad obliga a reflexionar a propósito de estrategias y tácticas y la población -con su clásica sabiduría- nos otorgó una saludable segunda oportunidad con otro gobierno del FA.

Luego de haberse jugado la vida en pos de ideales revolucionarios por medios ilegales, don Pepe Mujica hizo una profunda evolución que lo llevó, no a abandonar sus ideales pero sí, a comprender la realidad y a plantear metas factibles de corto y mediano plazo, ya que la coyuntura nacional e internacional obligan a buscar otras alternativas. El mismo Mujica ha dicho ­no ahora, sino hace ya un buen tiempo­ que el país debe tener una burguesía sólida y moderna; este concepto lo reiteró más explícitamente en el encuentro con empresarios en el Conrad.

Esto no quiere decir, lo hemos aclarado ya, que la izquierda haya renunciado a la utopía de un mundo mejor, de una sociedad justa, más igualitaria y más solidaria sin explotación del hombre por el hombre. Lo que decimos es que no podemos proponernos una transformación radical y abandonar el modo de producción capitalista ¡ya! de un día para el otro, sin la gente y sus sueños. Esas son fantasías propias de cabezas estrechas que nos intentan dar cátedra de filosofía barata y que se han divorciado hace rato del pueblo y olvidan el deseo de los fundadores de la actual utopía frenteamplista; conquistar el paraíso pero de la manera menos dolorosa para el pueblo.

Eso la izquierda lo ha comprendido y trata de que el necesario desarrollo capitalista se acompañe de fuertes políticas de protección a los menos privilegiados y de salvaguarda del interés nacional. En eso estamos. Nuestra ruta, con sus vericuetos y zigzagueos, es ésta, con los pobres y explotados de América latina, con Chávez y Lula, Evo y Cuba. Así iremos hacia nuestro destino. Solo que para llegar a él, debemos hacerlo con el pueblo y por ahora ese destino nuestro pueblo, no nos lo marcó.

* director de visión universitaria



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